domingo, 11 de noviembre de 2012



Y vuelve a comenzar la rueda de las incompatibilidades... y concluyo, es más sano parecer infeliz y aburrido todo el tiempo, que andar pregonando felicidad... esa felicidad repulsiva, programada, esa felicidad del discurso de que "yo tengo una actitud buena hacia la vida". Como el discurso de esa mujer, nunca vi tanta negatividad disfrazada de buenas intenciones, toda su bondad es programada, aparece como una pieza gravada sobre un disco, y el disco está rayado, ella no escucha, levanta la voz y repite su canción, afirmando su condición de muerto andante, no se permite sentir nada, sólo se rellena con su discurso apestoso a 10 cajas de cigarrillos diarias, desorden y poca limpieza, esa fachada de bondad que cuando está a oscuras maldice desde el fondo de su ser, dejando ver ese individuo maldito que posee a ella, esa sustancia cargada de odio y de rabia, esa cosa que muchos cargan y de lo cual temen que sea visto por alguien.

Estoy hablando de la bestia, del animal inmundo que cada uno carga dentro, ese animal que quiere matar, que quiere poder, que quiere ser, ese animal que cuando sabe que es visto se revela con odio feroz contra su testigo, ese animal que se esconde en cantores, musicos y artistas, en aquellos de gustos refinados y elitistas, en aquellos nazis bondadosos, llenos de ideales superiores... y sentimientos de inframundo. 

Y cómo se libra uno de ellos!! pues las bestias saben quién las ve y quieren destruir a toda costa!... o en el mejor de los casos, disimular, y a veces tratar de cegar al que ve ellas, escupiendo su veneno en su cara.

La violencia en ellas es burda y mañosa, ingeniosa y manipuladora, pertenece a seres calculadores y vampiros: -"ustedes deben estar con mucha sed..."- dicen, o te llenan de regalos y ayudas... alguna parte dentro de esos seres, sabe que está algo mal, y otra parte se reconoce en un placer inconciente. Es espantoso!! De dónde nace la bestia? de un profundo sentimiento de dolor y rechazo, de una necesidad profunda de aceptación. Eso es lo que he visto en esos pobres seres invadidos.

Yo sé, pero me gana el miedo sobre la compasión.

Y al final de cuentas, por qué tendría yo que entrar en ese juego mentiroso de la felicidad perpetua, del perpetuo bienestar, es una lástima que cuando yo sonrío no halla nadie a mi alrededor, es una lástima que al tratar de conversar con esos seres-bestia no consiga convencerlos de que soy "tan feliz como ellos", y que no puedo fingir tan bien, como lo hacen ellos, cuando no es así. Si siempre fuera lo mismo, estaría muerto. Y seguiré incomodándoles por siempre, por envidia o por incomprensión.
Y sólo digo -Líbrame Señor de que su oscuridad y veneno no me alcancen. Y sólo digo, cuándo es que esos seres superaran al animal? o irán a ser comidos por él? 
Al hombre le fueron dados el lobo y el cordero, su deber es cuidar de ambos, siendo hombre, siendo humano.




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