domingo, 20 de octubre de 2013

De Amor y Sexo...

DE NUESTRA SEXUALIDAD Y EL AMOR.
(ext. “Sexo” J.G. Bennett).

“Nuestra sexualidad es parte de nuestra naturaleza; el sexo entre el hombre y la mujer juega un papel esencial en la «transformación». Se da un paso muy importante cuando se es capaz de entrar en relaciones sexuales que no surgen por accidente, sino que se producen porque son apropiadas en esencia. Estas son las relaciones verdaderamente naturales, en las cuales la sexualidad no es dañina. Los impulsos sexuales del hombre y la mujer se pueden reconciliar y armonizar sin necesidad de artificios o tensión”.

“Esto requiere ser sensibles a lo que es correcto y aprender a alinearnos con los impulsos de la esencia y no con aquellos de la personalidad. Debemos desarrollar una especie de gusto especial, similar al que surge en cuestiones estéticas, libres de condicionamientos e independientes de presiones externas”.

“En el acto sexual se puede ser verdaderamente uno mismo y esto debería hacernos muy cuidadosos en las cuestiones del sexo. Para cada uno de nosotros existe un patrón esencial de sexo y debemos tener cuidado en el momento en que nos desviamos de ese patrón. Esto no significa que exista un modo inherente de comportamiento sexual que resulte siempre apropiado. Por ejemplo, más de una vez en el curso de nuestro desarrollo sucede que hay una necesidad real de algún cambio en nuestra actividad sexual. Esto es verdad tanto para el hombre como para la mujer, pero es impredecible: algunas veces, la necesidad es mayor; en otras, menor”.

“Cuando la imaginación o la sugestión intervienen en el sexo, las cosas no funcionan ni para el organismo ni para la «psique», erigiéndose un obstáculo al desarrollo de nuestro potencial interior y dañando nuestra vida diaria. Al repasar mi vida, soy muy consciente de que distorsioné el patrón esencial del sexo en mi interior, a través de todo tipo de cosas que había aprendido y escuchado de mi personalidad. Sé el trabajo que me costó liberarme de todo eso”.

“Para todos nosotros existe un patrón de experiencia sexual que es verdaderamente nuestro, y otro —al cual nos podemos vincular, a sabiendas o no— que se refiere a lo que pensamos nos hará superiores. Todo esto no es más que la personalidad interfiriendo en el sexo”.

“Hay esencias («tipos») compatibles e incompatibles. Creo que es justo decir que si no hubiese ninguna interferencia de la personalidad y, en particular, de la imaginación, deberíamos sentirnos atraídos por las esencias compatibles y no por las incompatibles. En ese momento, el sexo se convierte en algo plenamente compartido, donde el hombre ayuda a la mujer a ser más plenamente mujer, y la mujer ayuda al hombre a ser más plenamente hombre.

Solo a partir de ahí es posible hablar de «matrimonio» en el verdadero sentido de la palabra. El «matrimonio» se hace posible cuando hay complementariedad entre el hombre y la mujer. Esto no puede realizarse a través de la personalidad. Es un paso muy importante hacia la liberación del –egoísmo- y tiene implicaciones extraordinarias para el alma humana”.

Pregunta: ¿Es posible que esté mal disfrutar del sexo?
JG Bennett.: “Disfrutar del sexo no solo es natural, sino que ocupa un lugar en nuestra transformación. Cuando es correcto no solo hay un beneficio para nosotros, sino para toda la naturaleza. La armonía de la vida en la tierra requiere renovación, y los actos sexuales del hombre juegan un papel importante en ello.”

Pregunta: ¿Cómo se inserta el «Amor» en todo esto?
JG Bennett.: “Jamás debemos confundir el sexo con el «Amor», son cosas muy distintas. Esta cuestión se puede enfocar primeramente a través de la escala de energías. La energía del amor, la energía unitiva está por encima del sexo, la energía creativa. El «Amor» está más allá.”

“La mayoría de la gente confunde algunos sentimientos y emociones poderosas en su interior con la presencia del amor. Esto no es más que la energía sexual penetrando en los sentimientos, que, por lo general, no tienen nada que ver con el verdadero poder unitivo del amor. El resultado es el sentimiento o el deseo egoísta”.

“Es correcto considerar la posibilidad del amor entre nosotros y las plantas y los animales, así como con otros seres humanos de nuestro propio sexo o del opuesto; sin embargo, es precisamente por ello por lo que debemos cuidarnos de otorgar el calificativo de «Amor», inclusive a la más elevada de las emociones”.

“Gurdjieff enseñó a sus alumnos que no pretendiesen amar a los seres humanos, sino que comenzaran con las plantas y los animales. Con la gente interfiere nuestro egoísmo. Inclusive con la Naturaleza, nuestra Madre, tenderemos a pensar que el amor se origina en nosotros. No obstante, en realidad, es la Naturaleza la que nos ama, porque Ella es pura”.

“Para que el amor resida en nosotros se debe estar abierto y vacío de uno mismo. Requiere una acción especial, no muy bien comprendida, pues se encuentra mucho más allá del alcance del sí-mismo común”. 

“En tanto permanezcamos apegados a nuestra propia valía, el «Amor» no puede entrar.”

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