Cierra los ojos a todo lo que no sea esta hora.
Vuelve tu espalda a todo lo que no sea esta luz,
pon cera en tus oidos
para no oir el canto de las sirenas de la imaginación
que ha de UNDIRTE.
Sal en vez de guardarte, pero no vallas tan lejos de ti.
Atiende solo al aire que respiras.
Descarta toda visión de falso movimiento y solo mira si tus manos se mueven;
olvida ya el espacio que es ajeno y atiende solo al aire que te toca.
Comienza y sigue acto por acto segun el ritmo de tu respiración,
como hace el minuto en los segundos.
Deja ya el tiempo al dia y aferrate al instante,
como al leño, el náufrago que eres.
Jaime García Maffla
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